domingo, 6 de septiembre de 2009

RELATOS DE MONTAÑA: "Territorio Comanche"...tierra guerrera

4 de Septiembre, 11 de la noche en Benasque, la calma es total, no hay gente en los bares, hay sitio para aparcar, a penas hay luces encendidas en las ventanas de los edificios del pueblo y la mayoría de los contratos temporales llegan a su fin; el valle se paraliza hasta que de nuevo las montañas se recubran del oro blanco y los administradores del pueblo sigan rellenando sus arcas.
Como no había nada mejor que hacer a estas horas, Juan "Korkuerika" y Raúl (lástima que Juan "Colleja" causará baja a última hora por temas laborales) se ponían en marcha camino del vivac de Cregüeña para el día siguiente atacar la pared del Abadías. El ritmo de la subida era muy tranquilo, Juan, con las piernas cargadas desde las primeras rampas prefería subir suave y así poder ir charlando y guardar fuerzas para el día siguiente, Raúl, totalmente de acuerdo con este planteamiento, a duras penas podía mantener ritmo y conversación a la vez, y pensaba que realmente debía de estar un poco flojo, quizá por llevar 6 días seguidos sin librar en cl curro, por que subiendo tranquilamente estaba sudando la gota gorda, literalmente, por no dejar de ver la mochila de Juan a más de 3 metros. De vez en cuando, su ego salía a relucir y daba incluso algún relevo, aparentando ir como una rosa. Entre charla y charla, y con algún tropezón tonto de Raúl con rebanada de yema incluida, la pareja llegaban al ibón de Cregüeña; 2 horas 10 minutos en hacer 1200 metros de desnivel.....vaya, ahora todo le cuadraba mejor a Raúl, el ritmo no resultaba haber sido de paseo y él no estaba tan en baja forma como pensaba y su sudada era justificada.....y claro, el que estaba como una moto era el incombustible Korkuerika. Pocos minutos después, ya localizado el idílico vivac de Cregüeña en las orillas del ibón los dos amigos se metían en sus sacos a cargar las pilas para el largo día que les esperaba.


A las 8 sonaba el despertador, la mañana era fría y la posiblidad de que pudiera llover incierta, hacía algo de viento y las nubes pasaban sobre las cabezas de los dos montañeros fugazmente sin quererse parar a disfrutar del paisaje que quedaba bajo ellas. Tras un breve desayuno y cargarse el material necesario , Juan y Raúl se ponían en marcha hacía la pared Sur del Pico Abadías, una de las paredes mas emblemáticas de Pirineos, merecida fama dada la calidad de sus rutas , 250 metros sobre un granito excelente y por el compromiso que implica afrontar estas escaladas, tanto por el escaso equipamiento a base de pitones, como por el aisaldo lugar en el que se encuentra ( aproximaciones de mas de 4 horas y ningún refugio cercano) y la siempre presente inestabilidad climatológica en estas cotas, 3279 metros . Esto hace que sea imprescindible, a parte de una buena forma física y un cierto rodaje de escalada en pared, una dosis fuerte de motivación y convicción en lo que vas a hacer, más aún si se trata de una ruta que se encuentra en el límite de tu zona de confort, y sabes que vas a tener que dar todo lo que tienes dentro ti sino quieres que tu integridad física dependa algún friend colocado 3 ´o 4 metros bajo tus pies ó un pitón oxidado que la montaña este desando desprenderse de él.








Tras una hora y media de aproximación, la entrada a la vía la localizan con facilidad gracias al prominente techo del primer largo, ya sólo queda una última trepada por las planchas de granito que quedan liberadas de la nieve y el hielo al final del verano hasta llegar a una repisa estrecha de apenas un metro de ancha donde da comienza la guerra en territorio comanche. Los dos escaladores impacientes por encararse a la pared se preparan rápidamente, Juan va pasando todo su material a Raúl que será el primero en romper el hielo, un juego completo de friend, otro de empotradores , 4 pitones y diferentes anillos y cintas rellenan al completo todos los portamateriales del arnés. Una última mirada al liso diedro de 15 metros que le espera tras otros tantos metros de placa sin protección posible, a menos que lleves un pitón plano, un choque de manos y primer paso hacia la cima. Los tan deseados rayitos de Sol no acababan de romper el manto de nubes cada vez más espeso y amenazante, y los dedos de manos y pies se habían quedado helados mientras se preparaban para empezar a subir, los primeros pasos de placa no dan tiempo a entrar en calor, y Raúl encara el diedro vertical sin a penas tacto en las manos, la sección es muy aleatoria y la caida esta presente en cada movimiento, poco a poco va encadenando pequeños pasos sobre regletas y pies en adherencias desconcertantes, la cercanía entre pitones hace que vaya forzando en estilo libre la ascensión, la entrega era total....pero un fallo en la colocación de los pies hace que se ponga a prueba la fiabilidad de los pitones....sin dar tiempo a ni siquiera lamentarse, se recupera por la cuerda y termina el largo para montar la primera reunión con 2 aliens y un tascón a prueba de bombas. El segundo largo es para Juan, un largo de los que hay que escalar y tienes tablas en pared ó se te puede hacer interminable, una tirada de unos 4o metros con tramos expuestos y secciones verticales donde la técnica en fisura y la visión para encontrar reposos se hacen imprescindible, tras más de 40 minutos escalando el titán de Juanito encadenaría el largo. El tercer largo por su parte tampoco iba a pasar desapercibido; un increible diedro de 50 metros de pura verticalidad. Es en estos largos, cuando te encuentras en mitad de la pared reposando con la piernas abiertas, las cuerdas volando en el vacío, sin tensión, tranquilo por los seguros que estas metiendo y convencido de que no te vas a caer, en un ambiente único, con la niebla rondando las cimas mas altas, con las crestas que envuelven el ibón de Cregüeña, los neveros y pedreras...Pirineos en estado puro, cuando piensas "joder esto es la ostia, como me gusta escalar", te consideras un privilegiado por encontrarte ahí y parece que la propia montaña te recarge de energía para seguir escalando. Justo en este punto el cielo regalaba un amplio claro donde el Sol aparecía en todo su esplendor, el momento era realmente perfecto. Superado el diedro la cordada sigue alternándose en los relevos, siendo cada vez mas rápida la progresión hacía la cima, ya que aunque el terreno por el que se mueven ofrece múltiples posiblidades, la dificultad es bastante mas fácil que en la primera mitad, no obstante en ningún momento se puede dejar perder la concentración. Pasadas 5 horas y media y después de 8 largos coronaban eufóricos la cima del Abadías.




No había mucho tiempo para disfrutar, foto de rigor y para abajo, quedaba un largo descenso hasta el coche de casi 2000 metros de desnivel con una primera parte un tanto dudosa al no conocer el estado en que se encontrarían la linea de rappeles. No habría contratiempos, y aunque hubo que reforzar con la maza algún pitón de las reuniones, en una hora ya se encontraban de nuevo al pie de la vía. Desde aquí, cinco horas mas por una interminable bajada, donde las rodillas y los reflejos se ponen a prueba por las continuas pedreras que les llevaría de vuelta al coche donde con un fuerte abrazo se daba por concluida la actividad a las 22.30 horas. El cansancio, la sudada, el frío, el dolor de rodilla... estaba de sobra compensado, ahora ya tocaba ponerse a pensar en la siguiente aventura.....




"El alpinista, egoísta, nunca sacia su sed de montaña, y la montaña, generosa , siempre esta dispuesta a dar de beber. El problema entonces esta en el ego, hace que se beba sin control, sin saber donde esta el limite de la montaña y del propio alpinista. " 07-09-09