Las horas, los días, las semanas del verano avanzan a ritmo regular, impasible en busca del siguiente solsticio, con calma, ignorando las quejas de los que se les hacen cortas sus vacaciones,de los que ni siquiera pueden disfrutar de esas vacaciones, de los malhumorados que nunca les viene bien el ni el calor ni la lluvia, de los trabajadores estresados que a penas disfrutan de días libres por tener que aguantar a los que se quejan de que sus vacaciones se les hacen cortas. En este último grupo me encontraba yo a estas alturas de verano. Nuevamente 7 días seguidos sin librar que hacen esperar con ansia el único día festivo que corresponde en estas fechas. A pesar de que el cansancio acumulado ya se deja notar en el cuerpo, el plan que buscaba para mi día libre quedaba muy lejos de dejar que el cuerpo se relajara al pie de alguna armoniosa cascada tomando el Sol bebiendo cerveza entre bañito y bañito.
Nuevamente el poder hipnótico de las paredes ordesianas ejercían su atracción haciendo que irremediablemente mi mente llevará a mi cuerpo hasta el parking de Broto según acababa mi jornada de trabajo. Así, llegadas las 11 de las noche allí me veía con la furgoneta aparcada, un montón de material desplegado por el suelo y en compañía de otro abducido por estas paredes, Korkuerika. En pocos minutos preparábamos lo necesario para nuestra próxima aventura, su nombre Somontano.
El día amanecía cargado de energía con lo que el cansancio de la semana iba desapareciendo poco a poco a medida que ascendíamos por el bosque animado de hayas y pinos que lleva a la base del libro abierto y mi cuerpo se recargaba a cada paso que dábamos. En una absoluta soledad comenzábamos la escalada, y eso que según hablaban algunos; ahora con la nueva guía se iba a poner de moda Ordesa y se iba a saturar de gente, por suerte el carácter salvaje y austero de este lugar no creo que de pie a que nunca llegue a saturarse por muchas guías que se publiquen.
Los primeros largos la roca no es tan esplendida como no la habían pintado, de forma que el ritmo es pausado, todos los pasos hay que hacerlos con tiento, con finura, interpretando cada sonido que hace la roca cuando se le golpea….por suerte no introducíamos ninguna modificación en los cantos que nos cruzábamos con una dudosa fiabilidad. Empiezan las dificultades y con ellas las roca también mejora, tiradas largas de escalada mantenida con el equipamiento puntual para poder forzar cada largo en los pasos claves, aún así creo que tampoco se trata ni mucho menos de una vía de deportiva en pared como había oído, pues obliga a escalar y bastante en todos los largos, lo máximo que encontramos por largo son 5 spit, así que conviene haber rodado por Ordesa antes de aventurarse en esta vía. Nuevamente, al igual que en otras vías, lo más espectacular lo encontraremos al enfrentarnos con los largos que superan el techo (comunes con Sol negro), primero con una increible travesía a izquierdas cargada de ambientazo bajo nuestros pies que ya hace se pongan los pelos de punta al ver por donde flanquea el techo, para dar continuidad a un físico largo de salida con 300 metros de vacio cuando miras entre las piernas; mucho coco y mucha pila si se quiere encadenar estos cortos pero exigentes movimientos….sino pues es muy sencillo de guarrear. Lo que queda para finalizar siguen siendo largos de calidad y con pasos en los que tocará apretar los dientes, incluso los más sencillos. Aquí no se acaba la tarea hasta que no llega el final, más aún con un último largo, cortito perointenso, que nos puede sorprender sino llegamos con algo de gasolina en la reserva y los cinco sentidos activados.
En un horario decente concluíamos parte de la actividad, aún quedaba el descenso…….Con la prisa metida en el cuerpo para llegar al autobús de bajada de la 9 de la noche comenzábamos a bajar al trote, poco a poco el ritmo iba en aumento hasta ir bajando como si tuviéramos un crono que nos esperara en la pradera. Lógicamente cuando bajas así no se permiten ningún despiste…Pero el despiste en esta ocasión si que ocurrió y en un momento de relajación mi pie se torció por completo. Inmediatamente supe que no era una simple torcedura, el dolor agudo e intenso a penas me dejaba movilidad en el pie y en cuestión de segundos el volumen del mismo hacía evidente de ver que la cosa no pintaba bien. Juan, haciendo muestra de un compañerismo infinito no dudaba en echarme sobre sus lomos y bajarme a caballitos….una tarea más que agotadora si teníamos en cuenta que todavía quedaba una hora de descenso a un ritmo normal.Pasados unos minutos Juan sacaba un ibuprofeno de la manga y cambiábamos de plan, con unas muletas improvisadas con troncos comenzaba a bajar pasito a pasito, curva a curva, olvidándome de el final del trayecto, únicamente preocupado de dar otro pasito, siempre alentado por los ánimos y la calma de Juan, desde luego mucho más llevadero el dolor con alguien al lado. Finalmente tras 3.30 de bajada llegábamos a la pradera donde esperaba un todo terreno de los forestales, los cuales había avisado Juan adelantandose poco antes de que llegaramos abajo.
Ahora desde casa con el pie en alto y con un aspecto más similar al de una berenjena que al de un pie, tanto por el color como por la forma, sin saber aún que tengo, pienso en la moraleja de todo esto, como bien dice el amigo berebé, prisa mata amigo….así que si tienes prisa no corras..
P.D. Ya sabes Juanillo mil gracias por tu apoyo y por esos pedazo de tronco-muletas que te curraste, ahora tengo tendinitis en los brazos de lo que pesaban, pero bien que aguantaron. También gracias a todos los que ya me habéis llamado para darme ánimos y cómo no a mi familia que es la que me esta soportando con la pierna en alto todo el día.
