jueves, 19 de enero de 2012

La clásica de los sartenazos...Galvez Pascual al Yelmo


Estamos en invierno y parece que este año hay cambio climb-atico, no aparece el frio y la nieve, así que todos a escalar roca y más en la zona centro que el único hielo que vemos por aquí es el de los cubatas.

Hoy nos levantamos con ganas de pedriza, pedriza en estado puro....que mejor manera que ir hacer la revolucionaría en sus años Galvez Pascual al Yelmo. Gran clásica en la que hay que quitarse el sombrero ante la apertura con BOTAS SEMIRIGIDAS de estos señores José Ramón Pascual y Jesús Galvez, en 70 metros de cuerda (2 y 3 largo) 6 seguros....creo que no hace falta hacer más comentarios. Quien quiera hacer practicas de concentración y fe...que vaya y la haga, poco más hay que explicar pues no hay nada mejor que la acción y sufrir las experiencias de primera mano.

Un día para no olvidar sensaciones, más aún cuando estas actividades se hacen con un gran amigo.








domingo, 15 de enero de 2012

Corredores del Pirineo...Taillón, 1, 2, 3. Responda otra vez

Agosto 2011, un esguince bastante grave bajando de escalar en Ordesa me provocaba una parada obligada. Tras un mes con el pie en alto comenzaba la rehabilitación; algún que otro optimista auguraba que el pie ya jamás me quedaría bien del todo, que siempre tendría una diferencia evidente con el otro pie….Noooo!!!!, esas voces jamás hay que escucharlas, solamente hay que pensar en hacer giros con el tobillo, estiramientos, saltitos, equilibrios, piscina….un día otro día, teniendo el pleno convencimiento de que la lesión va quedar totalmente recuperada. Un día sin darte cuenta ya estas corriendo, otro estas empezando a escalar….y otro estas planeando una salida de alpinismo en la que poner a prueba ese pie

Como no, mi vuelta a la actividad alpinística venia movida por un plan del grande Korkuerika, teníamos que quitarnos la espina de la última aventura. Inicialmente la idea era escalar Alois en el tercer muro de Gavarnie, pero una aproximación especialmente peligrosa por riesgo de aludes nos hacía retroceder y cambiar de planes. Ahora el objetivo era más sencillo técnicamente aunque más exigente físicamente, los tres corredores de la cara Oeste del Taillón nos esperaban para intentar realizarlos en el día.

A las 3 de la mañana sonaba el despertador, lejos de levantar con pereza la cabeza por encima del saco como suele ocurrir cuando te despiertas a estas horas las ganas por verme metido de nuevo en faena hacían olvidar pronto la somnolencia y tras un breve desayuno comenzábamos a andar. ¿Estaré a la altura de la actividad?...Llevo cuatro meses sin hacer una actividad larga y esta prometía serlo….Pronto estas dudas se diluían de mi cabeza y simplemente me limitaba a disfrutar del hecho de estar embarcado en una actividad invernal en Pirineos.

Juan y yo alternábamos el ritmo a marcar y cada uno iba poniendo su granito de arena para ir embarcándonos cada vez más fuera del camino normal de subida. La noche oscura favorecía que nuestro sentido de la orientación quedará en más de un momento a merced de la fortuna, descubriendo caminos donde solo había transito de animales. Finalmente, como dice el refrán “todos los caminos van a Roma”…aquí todo embarque al final te lleva al Puerto de Bujaruelo. Y en un empujoncito más, cuando el sol perfilaba las cimas del mar de montañas que se extienden hacia la vertiente francesa, nos situábamos tras 5 horas de pateo en la base de la cara Oeste del Taillón. Unas reponedoras barritas y un buen trago de agua nos hacían enchufarnos rápidamente hacia nuestro primer objetivo, el corredor central.

Tocaba sacar los piolets por primera vez esta temporada en busca de ese primer resalte escaso de hielo y con un aspecto más temible de lo que realmente es. A pesar de ello la falta de rodaje hacía que en cada paso agarrara el mango del piolet como si quisiera crujir dos nueces entre las manos. Superado este resalte se encara otra pequeña cascada vertical que Juan superaría sin mayor dificultad. Ensamble hasta la cima y primer objetivo cumplido. Un reluciente Sol nos recibía , con lo que el depósito de energía se recargaba con solo echar un vistazo al Norte, al Sur, al Este o al Oeste…el escenario era perfecto. Bueno los geles energéticos también hacían su labor para hacer olvidar el cansancio….y ponernos manos a la obra con el corredor quintana una vez descendido sin mayor problemas por la huella abierta hasta el inicio del mismo. Esta vez con el mínimo peso posible, un par de tornillos y un par de friends tiramos para arriba al ensamble, incluso suprimiendo el agua y las barritas.….así si que mola escalar y se avanza rápido. En una hora y media alcanzábamos por segunda ocasión la cima y sin más demora de nuevo iniciábamos el descenso hasta nuestro último objetivo, el corredor de la izquierda. Al iniciar nuestra última escalada, de repente me sorprendía uno de esos apretones de los que uno no puede hacer caso omiso y la única salida es buscar un lugar más o menos estable donde poder hacer un agujero y las maniobras básicas para poder soltar todo el lastre. En mitad de todo este proceso, cuando ya me encontraba en una situación acomodada para el susodicho acto, aparecía bruscamente a escasos metros de mi desabrigado trasero un chico francés el cual se quedó inmóvil mirándome con una gran cara de asombro, yo por mi parte no tuve otra forma de responderle que una gran cara alivio a la par que giraba levemente la cabeza. La conversación no dio mucho más de sí y el chico de la misma forma que había aparecido, desapareció….nunca más volvería a verle. Tras este breve parada, daba comienzo el último objetivo del día, a priori el más sencillo pero que debido a la escasez de hielo en los resalte nos hacía concentrarnos al máximo para evitar algún susto desafortunado. También al ensamble y con los últimos alentadores rayos de Sol coronábamos la cima del Taillón.

Ahora quedaba lo más pesado, bajar hasta Bujaruelo poniendo a prueba la consistencia de nuestros cuádriceps. En esta ocasión no habría que coger ningún último autobús , no habría que echar a correr y mi tobillo no sufriría ningún percance...…por lo que en una relajada bajada, por el sendero correcto, concluíamos nuestra día tras 16 horas de actividad.

La cerveza era más que merecida y esperada…..

(Actividad realizada el 28 de diciembre)